Los pianos adorados por el Gran Maestro, Sviatoslav Richter

Richtel plays the piano

En sus últimos años como pianista, Svitoslav Richter encontró en los pianos Yamaha unos fieles compañeros. Reconocido como uno de los más grandes pianistas del Siglo XX, tuvo su primer contacto con Yamaha en 1969 en Padua, Italia, precisamente el lugar donde Bartolomeo Cristofori inventó el primer prototipo del piano.

En el Menton Music Festival, en el Sur de Francia, tras probar los diferentes pianos que pusieron a su disposición, no tuvo ninguna duda. Lo que captó su atención fue la precisión de su pulsación y la confianza que lo ofrecían los técnicos de Yamaha, además de su calidad de construcción.

Richter visitó Japón el año siguiente, 1970, por primera vez para participar en la Expo de Osaka. Allí escogió de nuevo un Yamaha CF, generando una gran expectación sobre el instrumento. Desde entonces, Richter empezó a solicitar pianos Yamaha allá donde fuera posible para sus actuaciones, no solo en Japón, también en las Fêtes Musicales en Touraine que él mismo creó, y en todas las fechas de sus giras europeas.

“Un piano realmente bueno, tiene ser sensible, tiene que servirte para transmitir sentimientos. En otras palabras, cuando quieres un sonido triste, tiene que evocar esa tristeza, y cuando quieras un sonido alegre, tiene que transmitir esa alegría. Los pianos Yamaha tienen, no solo un sonido excelente, sino esta sensibilidad realmente profunda”.

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