Jóvenes promesas: entrevista al pianista Álvaro Sánchez
Álvaro Sánchez, estudiante del conservatorio profesional de Música Cristobal de Morales (Sevilla), se hizo el pasado mes de abril con el primer premio en el concurso de solistas organizado por su conservatorio, en el que participaron los mejores instrumentistas de todas las disciplinas del centro. Su solidez técnica y su madurez interpretativa sorprendieron al jurado y el público en un intérprete tan joven. Álvaro contó con un piano artesanal S7X para la semifinal y un piano de cola de conciertos YAMAHA CFX para la fase final de este concurso.
¿Cómo empezó tu andadura en la música y en el piano?
Desde muy pequeño, con pocos años, mis padres me cuentan que me encantaba quedarme escuchando cualquier música que sonase en la radio, en el televisor, etc, y fue con 6 años cuando tuve un piano de juguete, con el que aprendí a desarrollar mi oído sin yo siquiera saberlo, y empecé a memorizar y a sacar de oído algunas melodías sencillas, como la de la Marcha Turca de Mozart, Para Elisa de Beethoven, etc. Ya con esa edad, mi profesor de música del colegio, me presentó en una excursión del colegio, a la que sería mi primera profesora de piano en el conservatorio Elemental, Carmen Villalba.
¿Tienes algún referente?
Los grandes pianistas antiguos me fascinan, la frescura y musicalidad de Rubinstein o Horowitz. De los más actuales me encanta Daniil Trifonov y los andaluces Javier Perianes y Juan Pérez Floristán me parecen un ejemplo para todos los que estudiamos piano. Soy también un gran admirador de pianistas que a pesar de su edad continúan en el top del piano como Martha Argherit, Andras Shiff o María Joao Pires. A esta última pude verla en Sevilla en el Teatro de la Maestranza y fue impresionante.
¿Qué es importante para ti en un concierto?
Lo más importante para mí en el escenario es el instrumento en sí, y la confianza; para mí, son los elementos fundamentales, que aseguran tener buen control para sacar adelante un concierto. Cuando se da un concierto, se presuponen unos conocimientos muy buenos de la obra que se va a interpretar, y eso el intérprete lo tiene que llevar bien asumido. Una vez el intérprete sabe que se sabe bien su obra, queda afrontar un miedo escénico que casi todo músico comparte, con mayor o menor grado, pero que desde mi punto de vista, considero que se afronta muy bien con el correcto estudio del repertorio por supuesto, pero fundamentalmente tocando mucho delante de familiares, amigos, vecinos, y todo público que podamos, para así acostumbrarse a esa situación. En cuanto al piano, es crucial que esté bien afinado y con buen sonido, y que tenga las buenas condiciones que permitan adaptarse al propio instrumento, quiero decir, cada piano es diferente en tacto y sonido, es único, pero debe tener unas buenas condiciones para que el o la pianista pueda reproducir con toda la fidelidad posible en otro piano lo que tiene en su cabeza.
¿Cuál es tu rutina de estudio de piano?
Me gustaría tener una rutina fija real para poder contestar bien a esta pregunta; ahora mismo, mi situación como la de muchos de mis compañeros de conservatorio es bastante caótica, al compaginar estudios de Bachillerato con los de Conservatorio. Hay días que puedo estudiar más horas, y días que menos, o días que ni siquiera puedo, pero me gusta estudiar tres o cuatro horas diarias, donde siempre hay un rato dedicado a la técnica y otro a la improvisación.
¿Cómo ves tu futuro en la música? ¿Y tu presente?
Mi presente ahora mismo es seguir estudiando, y el futuro es el mismo, seguir estudiando. Mi camino hacia el futuro en la música estará marcado por mi estudio al piano. No sé dónde llegaré, pero tengo por seguro que me encantaría tocar tanto de solista como en agrupaciones de todo tipo y orquesta; en algún momento de mis estudios me gustaría aprender algo de jazz, incluso me gustaría aprender a afinar mi propio piano.
¿Qué es lo que más te gusta de estudiar en el conservatorio?
Lo que más me gusta es que cada uno encuentra su propio círculo de amistades en la música, e incluso a personas con las que puedes coincidir en un concierto en el futuro; lo que más me gusta es el crecimiento personal, tanto el mío, como el que veo en mis compañeros, y las buenas amistades que se forjan por el camino, que en mi caso surge también con mi profesor Ignacio Torner; durante los últimos 5 años, me ha guiado excelentemente en el aprendizaje de cada una de las obras y estilos, y me ha hecho viajar de gira por Europa y España junto a otros de sus alumnos, amigos míos del conservatorio, en el Proyecto Piano Joven. En definitiva, me lo paso genial con una compañía increíble y muy bonita. Ignacio me ha hecho ilusionarme mucho con el piano.
¿Qué es lo que más te gusta de que una parte importante de tu vida esté ocupada por el piano?
Puedo decir con seguridad que desde hace aproximadamente 2 años (porque no todo mi estudio ha sido un camino de rosas), el piano es para mí algo con lo que no podría dejar de vivir, o por lo menos, no sería la misma persona. Ese es el clímax que se tiene que alcanzar para poder llamarse a uno mismo "músico", pienso yo. A partir de ahí, uno se puede enfadar mucho, gritar por frustración y enfadarte con el piano, que nunca tiene la culpa, y al final, no nos centramos en eso, porque vuelves a sentarte, a intentarlo de nuevo, a seguir estudiando, porque es tu pasión y tu pasión te puede... Personalmente, las horas pasan muy rápido cuando estudio, y pase lo que pase, siempre parece una sesión de terapia mental: salgo muy relajado y descargado de todo tipo de emociones. Es algo verdaderamente bonito.
¿Qué es lo que más valoras de un piano?
Sin duda, el tacto y la sonoridad. Para mí, no importa muchísimo la estética de un piano, ni lo grande o bonito que luzca si se va a dar con él un concierto con un piano desafinado, o tocar música con dinámicas delicadas si el piano tiene una sonoridad sorda y sin proyección. Lo que de verdad importa en el piano es que las teclas bajen acorde con los gestos de los dedos y del resto del cuerpo, del intérprete, y que la amplitud del sonido de cada una de las cuerdas se extienda en toda la sala, que no deje de sonar ni una nota por ningún problema del piano.