El diseño de los sintetizadores Yamaha

El diseño de los sintetizadores Yamaha

En Yamaha, la responsabilidad del diseño de los productos recae sobre el Laboratorio de Diseño. Este departamento surgió cuando la sección encargada del diseño exterior de los instrumentos, perteneciente al Departamento de Desarrollo, fue reformada como departamento independiente, y en él ahora trabajan aproximadamente 25 diseñadores cuyo cometido es diseñar productos muy diversos, entre los que se incluyen pianos de cola, guitarras, palos de golf, productos de audio y salas insonorizadas. Aunque puede darse el caso de que Yamaha algunas veces solicite el diseño de sus productos a empresas externas, la gran mayoría de los sintetizadores se diseñan y se crean dentro de nuestras instalaciones. En estas líneas vamos a hacer un recorrido retrospectivo por los sintetizadores que Yamaha ha dado al mundo, comentándolos desde la perspectiva del diseño.

Lo que ve el músico y lo que ve el público

photo:GX1

GX1

photo:CS80

CS80

El primer sintetizador de Yamaha, el SY-1 (1974), fue un instrumento desarrollado como un teclado de solos para el Electone®. Su panel estaba dispuesto de forma que resultase fácil interactuar con él mientras se tocaba el Electone de turno, que podía ser uno u otro modelo. El Electone era su instrumento "padre" y por lo tanto el diseño global del SY-1 tenía que mantener coherencia y similitud con él. Comercializado al año siguiente, 1975, el GX-1 fue un instrumento muy innovador que contaba con un número de generadores de tono equivalente a la suma de 35 sintetizadores típicos de la época. El instrumento y la banqueta del músico estaban unidos mediante una plataforma, ambos decorados en blanco y con patas con adornos cromados, de manera que parecía que el GX-1 y el teclista flotaban los dos sobre el escenario. Por supuesto, como un instrumento no está completo si no hay alguien que lo toque, la banqueta tenía un diseño movible que permitía al músico adoptar la postura apropiada para tocar cómodamente. El sonido y la forma del GX-1 eran de corte futurista, como si quisieran anunciar que estaba llegando una nueva forma de hacer música.

En la era del sintetizador analógico, los generadores de tonos ocupaban mucho espacio, y a pesar de las diversas limitaciones a las que estaban sujetos tales instrumentos, la facilidad de uso y de manejo era factores que se tenían muy en cuenta. El CS-80 fue un modelo estrella que Yamaha lanzó en 1977 y venía en un estuche con ruedas que facilitaba su transporte, además de toda una serie de botones en el panel de control que lo hacían "diferente". La utilización de madera en el panel trasero y en los laterales transmitía la impresión de gran fiabilidad y resistencia, y quitaba frialdad al CS-80. Con la llegada de los años ochenta, las tecnologías digitales provocaron una reducción en el tamaño de los sintetizadores y ello, a su vez, conllevó un cambio en su estética exterior. El CS01, que vio la luz en 1982, disponía de una memoria de voces que se había convertido a digital, un miniteclado, alimentación por pilas y altavoces integrados, y a la vez que mejoraba la libertad de los teclistas sobre el escenario también era ligero, que era la tendencia entre la generación de los más jóvenes. Los músicos podían colgarse el CS01 en el hombro mediante una correa y sorprender al público sobre el escenario, impacto visual que además se veía reforzado por la simpleza de su panel de control y por las letras "CS01" impresas en azul claro sobre el gris de la carcasa.

photo:The CS01 featured pitch bend and modulation wheels at the corner of the instrument body for ease of use when standing while playing.

En el CS01 las ruedas de inflexión de tono (pitch bend) y de modulación estaban en una esquina del instrumento para que resultase fácil utilizarlas mientras se tocaba de pie.

La filosofía de diseño que hay detrás de los productos de Yamaha se basa en cinco criterios fundamentales: integridad, innovación, estética, discreción y responsabilidad social.

*1 Aparecido en el mercado en 1987, el DX11(V2) tenía un panel frontal más delgado que el teclado del instrumento. El cuerpo de este sintetizador estaba construido en aluminio, consiguiendo un peso de 6,9 kg y una sensación de solidez que contrastaba con lo delgado de su diseño.

Lo que cambió el mundo del sintetizador por completo fue la llegada del DX7, que tan altas cotas de popularidad alcanzó y que utilizaba circuitos LSI (Integración a Gran Escala) para reducir el número de componentes requeridos y hacer el instrumento más compacto. El DX7 contaba con un panel de control aplanado que permitía que, en directo, el público viese las manos del músico tocando sobre el teclado sin impedimentos visuales. El diseño prescindía de botones y palancas tridimensionales y todo eran interruptores de membrana planos, con relieve y gráficos verdes, dispuestos en una configuración muy simple. Esta estética pretendía que los músicos percibieran de manera inequívoca que estaban ante el primer sintetizador digital del mundo. El uso de interruptores de membrana, algo poco frecuente en los instrumentos, ofrecía muchas opciones en lo que al colorido de la rotulación gráfica se refiere, y los diseñadores eligieron el verde porque pensaron que resultaría muy atractivo en contraste con el marrón oscuro del cuerpo (el mismo marrón oscuro que se empleaba en los ordenadores personales que Yamaha vendía en aquella época). Conocido como "verde DX", fue un color simbólico que continúo apareciendo de manera ocasional en otros sintetizadores Yamaha.

El DX7 también fue el primero de nuestros sintetizadores que tenía el logotipo de Yamaha y el del propio nombre del producto rotulados en la parte posterior del instrumento, desde donde el público podía verlos fácilmente. La utilización de la tecnología digital hizo que "bajase" esa especie de muro que constituía el panel de operaciones en los sintetizadores anteriores, permitiendo más visibilidad al músico hacia el público y hacia el resto de músicos del escenario, y viceversa. Estos dos factores continuaron siendo de gran importancia en el diseño de los sintetizadores Yamaha en años posteriores.

La respuesta a una serie de nuevas necesidades

photo:The unique textures on the sides of the YS200.

La textura distintiva de los laterales del YS200.

En la segunda mitad de la década de los ochenta los sintetizadores se generalizaron de manera considerable. Dejaron de ser dominio exclusivo de músicos profesionales y semiprofesionales, en su mayor parte hombres, y empezaron a surgir en el mercado modelos dirigidos a principiantes. En 1988 vio la luz el YS200, que se caracterizaba por su exclusivo panel de operaciones, y lo hizo desde una filosofía denominada "Semántica del producto", mediante la cual los diseñadores expresaban la función de los productos a través de su forma. Para hacer que los sintetizadores parecieran más fáciles de comprender, los diseñadores de Yamaha crearon un surco que se extendía de izquierda a derecha del panel en el que se alojaron los controles de carga de datos de música, volumen, selección de voces, ajustes diversos y, por último, de salida, intentando expresar visualmente el flujo natural de la producción musical y que resultase más familiar. Esta expresión visual también era compartida por los teclados portátiles de aquella época.

photo:YS200

YS200

photo:B200

B200

Al mismo tiempo, Yamaha iba presentando grupos de productos orientados a músicos principiantes e intermedios, de los cuales la serie B (la famosa serie de sintetizadores de entretenimiento EOS) tuvo un éxito especial en Japón. El B200, que salió a la venta en 1988, ofrecía funciones específicamente diseñadas pensando en los músicos que estaban empezando: incorporaba altavoces circulares de dos vías en la parte superior del panel de control, las esquinas superiores izquierda y derecha de la carcasa estaban redondeadas, y las ruedas de modulación e inflexión de tono (pitch bend) tenían forma esférica para acoplarse cómodamente a la mano. El uso de la forma redondeada se convirtió en el icono estético de estos productos EOS, desarrollados desde un punto de vista completamente diferente al de los instrumentos enfocados a un entorno más profesional. Desde 1988, año de lanzamiento del B200, hasta 2007, Yamaha mantuvo activo un concurso EOS con un jurado de personalidades tan notables como Tetsuya Komuro y Daisuke Asakura, atrayendo la atención hacia el campo de la producción musical basada en sintetizadores. La serie EOS encontró muchos adeptos entre los adolescentes y la mujeres jóvenes, gracias al trabajo conjunto de los departamentos de planificación de producto y de marketing en una época en la que los diseñadores también trabajaban pensando en dar respuesta a una serie de exigencias muy diversas.

El VL1 debutó en 1993 como un sintetizador acústico virtual, y se caracterizó porque tenía unas líneas cálidas y distintivas que lo hacían diferente de los demás sintetizadores Yamaha hasta esa fecha, con un ligero aire tridimensional desde cualquier ángulo que se mirase. Mientras otras marcas utilizaban generadores de tonos PCM, el VL1 contaba con un generador de tonos VA basado en un sistema de modelado físico líder en el mundo que analizaba las estructuras de creación de sonido de los instrumentos acústicos. ¿Qué diseño sería el más adecuado para un nuevo sintetizador que empleaba generación de tonos VA para reproducir instrumentos de viento y de cuerda con tanto realismo? Era un verdadero reto para Yamaha, y el resultado fue un diseño con curvas suaves y carcasa dorada de color champán, inspirado en la imagen de los instrumentos acústicos. El panel de operaciones estaba fabricado con el mismo revestimiento de madera interior que se utiliza en los coches de lujo, trabajando la madera con las técnicas que se aplican en la producción de pianos para dar al VL1 una calidez propia de un instrumento acústico. Dado que Yamaha fabrica tanto instrumentos acústicos como digitales, nuestro profundo conocimiento de ambos campos nos proporcionó la visión y la capacidad para poder crear este exclusivo diseño.

El respeto por los pioneros

photo:EX5

EX5

A medida que pasaban las décadas, cada nuevo sintetizador fabricado por Yamaha recogía en su fase de desarrollo, de un modo u otro, la herencia de los modelos anteriores. El EX5 fue creado en 1998 para ser la nueva generación de sintetizadores, equipado con cinco generadores de tonos diferentes, incluyendo síntesis VA, y tenía el panel del lado izquierdo curvado, un tributo a su linaje VA.
La serie CP hizo su aparición por primera vez en 1976 con el modelo CP-30, un piano electrónico con generador de tonos analógico, y el CP-70, un piano de cola eléctrico que utilizaba un generador de tonos con pulsación real de la cuerda. Con posterioridad, la serie CP evolucionó a una serie de pianos de escenario. El modelo estrella de la gama, el CP1, salió al mercado en 2009 y era un instrumento sumamente expresivo que continuaba el legado de la serie, utilizando generación de tonos SCM y las voces de los pianos eléctricos "vintage" CP-70 y CP-80 como tonos almacenados internamente. Se caracteriza por un panel de aluminio diseñado a imagen de una espada japonesa, reflejando las teclas del teclado y contribuyendo a aumentar la concentración del intérprete. También cuenta con un panel frontal imitando piel que, gracias a su tratamiento especial, crea una textura muy agradable y es muy resistente. Además de unos controles que responden con exactitud cuando el usuario los opera y unos paneles laterales en madera maciza que resisten los rigores de las giras, el CP1 cuenta con un brillante logotipo de Yamaha que "se muestra" con orgullo al público de cualquier audiencia. El exterior del CP1 evoca una máquina de altas prestaciones, simbolizando la nueva dimensión que puede adquirir cualquier músico que toque este instrumento.

photo:CP1

CP1

La conexión entre músico y audiencia

El diseño de los productos empieza normalmente trabajando con otros departamentos para decidir los conceptos. Un buen día del año 2000, personal de Yamaha especializado en diseño y desarrollo, un productor y un diseñador, se reunieron con cinco teclistas profesionales del sintetizador para pedirles sus opiniones sobre diversos temas con objeto de reunir información para afrontar el desarrollo de nuevos productos. En aquellos momentos, los sintetizadores Yamaha estaban inmersos en una crisis y, conscientes de las dificultades que teníamos en aquellos momentos, y de las que estaban por venir, buscamos la forma de volver a retomar una trayectoria ascendente. De estos debates surgió la conveniencia de tener en cuenta que para los músicos es muy importante la imagen que dan sobre el escenario. En las estaciones de trabajo se abordó la cuestión de qué veía el músico y qué veía la audiencia, y se decidió que su diseño fuese revelador de su identidad, que fuesen instrumentos donde primase la apariencia del músico sobre el escenario, algo que siempre había estado ligado a los sintetizadores Yamaha desde los tiempos del DX7.

En realidad, este factor fue el impulsor del diseño de la estación de trabajo MOTIF® que Yamaha sacó al mercado en 2001, un instrumento dirigido a músicos profesionales que además resultaba atractivo a la vista de los demás. El diseño exterior plateado y los laterales perfilados del MOTIF parecían encarnar los sentidos agudizados del músico, mientras que la línea negra que se extendía desde el panel de operaciones hasta la parte posterior del instrumento servía de conexión entre el músico y la audiencia, y se convirtió en un símbolo patrimonio de la serie MOTIF.

Con el mismo tipo de sistema operativo interno que un PC normal o que un Mac con OS, el MOTIF X, la tercera generación de la serie MOTIF, se caracterizaba por un interior radicalmente alterado y posibilitaba aún mayor número de actividades de producción musical, y esto conllevaba cambios adicionales en la disposición del panel de control. El nuevo MOTIF estaba equipado con ocho deslizantes y ocho controles alineados en la franja vertical del panel que ya es parte del ADN de la serie MOTIF, como expresión de la vinculación constante entre el músico y la audiencia. Una nueva línea horizontal en el panel enmarcaba los botones involucrados en la edición musical para transmitir visualmente el flujo de producción, mientras que en los lados izquierdo y derecho del panel de operaciones se colocaron una piezas laterales que permitían a los usuarios concentrarse solo en la producción musical. Como en esos momentos otros fabricantes estaban sacando al mercado multitud de sintetizadores plateados, los diseñadores de Yamaha decidieron cambiar al color verde metálico que recordaba las pantallas de los ordenadores cuando la tecnología digital estaba en sus albores. En la parte posterior del instrumento se utilizó un diseño bicolor, de modo que el delgado panel de operaciones parecía flotar sobre el escenario.

En las etapas de planificación del MOTIF XS se pasó mucho tiempo debatiendo y, en repetidas ocasiones, salió a relucir una palabra clave: "espía". La película "Misión Imposible 3" era un éxito en aquel momento y es justo reconocer que los diseñadores se inspiraron en la imagen de las emocionantes acciones de sus protagonistas, tan profesionales y llenos de estilo. photo:MOTIF XS

photo:MOTIF XS

MOTIF XS

photo:Design sketches for the first-generation MOTIF.

Bocetos de diseño de la primera generación MOTIF.

El MOX se presentó en 2011 y lo hizo con el propósito de convertirse en un modelo de gran aceptación que continuase la herencia del sonido y la funcionalidad de la serie MOTIF. Las circunstancias del mercado demandaban al MOX una excelente relación coste-prestaciones, y en consecuencia utilizamos resina para fabricar el cuerpo del instrumento. En medio de semejantes restricciones, se sucedieron las reuniones con el personal de producción para poder conseguir la integración dicho concepto en el producto. Por ello, y para ensamblar los dos tipos de paneles diferentes, laterales y posterior con la superficie redondeada, se utilizaron procesos que solo son posibles con plásticos y se recurrió a utilizar muescas en las superficies de los paneles.

La inspiración en diseño no debe tener límites, pero aunque un producto esté maravillosamente diseñado, no hay ninguna garantía de que vaya a tener éxito. Los productos se crean a partir de una fusión de ideas y de tecnologías que nacen de la planificación, el desarrollo, la investigación, las ventas y el marketing, y por supuesto también del diseño. Los instrumentos musicales son "dispositivos" de los que se sirven los intérpretes para transmitir música a la audiencia, un concepto básico al que siempre han permanecido fieles los sintetizadores Yamaha durante un periodo ininterrumpido de 40 años, y ese será el concepto al que permaneceremos fieles también en el futuro.