Entrevistamos a Dani Gómez, ganador de las Becas de estudio YMEF 22/23

¿Quién es Dani Gómez?

Comienza sus estudios en la escuela de música de San Sebastián de los Reyes, en la que actualmente imparte batería. Tras ello, comienza sus formación reglada en el conservatorio profesional de música Arturo Soria, del 2014 al 2021, finalizando con el premio extraordinario fin de grado. En 2020 accede al Real conservatorio superior de música de Madrid. En segundo curso es beneficiario de la beca Erasmus+ para cursar dicho año en la universidad de música Frederic Chopin de Varsovia donde aumenta su interés por la música contemporánea, el nuevo arte y la hibridación artística. Actualmente cursa 3º de enseñanzas superiores bajo la catedra de Manuel Pérez Delgado, habiendo recibido clases con percusionistas del panorama clásico, jazzístico, latino y contemporáneo como: Miłosz Pękala, Henryk Mikołajczyk, Marta Klimasara, Dominik Bukowski, Paweł Nowi, Stanisław Skoczyński, Daniel Kaminski, Aliro José Torralba, etc.

Entre su palmarés se encuentran el primer premio en el concurso de cámara Leos Janacek (2018), primer premio en el concurso de cámara Jesús de monasterios (2021), beneficiario de la beca para la ampliación de estudios artísticos en el extranjero de la comunidad de Madrid (2022) y, recientemente, ganador de la beca de estudios Yamaha Music Europe Foundation (2023).

Yamaha: ¿Cómo fue tu primer contacto con la música?

Dani: Siempre tuve interés por la música desde que estaba en el colegio. Mi profesor de música de primaria al que recuerdo con mucho cariño, Iñaki, me introdujo sin saberlo el interés por este arte. Mi madre me llevo a la escuela de música de San Sebastián de los Reyes y Jesús Vioque (por aquel entonces jefe de estudios), me abrió las puertas de la percusión y me acompaño desde entonces en el largo camino que estaba a punto de emprender. Nunca supe encontrarle un origen exacto a mi vocación, en mi familia no hay músicos ni nadie que me introdujera en ella, lo que sí hubo, y hay, es un apoyo y confianza ciego y eso es algo que siempre les agradeceré.

Yamaha: ¿Quiénes son tus mayores influencias musicales?

Dani: Me considero una persona afortunada en lo que a mí formación se refiere. Todos los docentes y compañeros que me he ido encontrado a lo largo de mi carrera han resultado ser no sólo grandísimos interpretes sino también personas extraordinarias. Los consejos y enseñanzas de todos ellos me han ayudado a mejorar mis habilidades, mi creatividad musical y a seguir desarrollando mi propio estilo interpretativo.

Yamaha: ¿Qué importancia tiene la música en tu vida?

Dani: Es gracioso, en el punto en el que me encuentro, pensar que llevo más años de vida con baquetas en las manos que sin ellas. La música me ha dado muchísimas cosas maravillosas, personas bonitas y experiencias que me durarán años. No siempre ha sido bonito: la presión por cumplir plazos, las complicaciones inherentes a nuestro instrumento y esas clases en las que de repente olvidas como tocar. Como para todos los intérpretes, existe una relación de amor y de odio, pero nunca dejé ni dejaré de considerarla el mejor vehículo para transmitir todas mis ideas y ánimos.

Yamaha: Háblanos un poco de tus proyectos actuales, en términos de estudio, concursos, conciertos…

Dani: Actualmente estoy centrado en concursos. En abril me presentaré al concurso internacional de percusión Beira Interior, tras él prepararé la Keiko Abe Competition y más adelante la Italy Percussion Competition. Por otro lado, estamos trabajando en un espectáculo para percusión y electrónica y la idea es materializarlo en el año 2024. A nivel de estudios terminaré el grado superior en Madrid y prepararé las pruebas para estudiar el máster y seguir formándome como percusionista. La beca YMEF sin duda será una gran ayuda a todos los proyectos que tengo pensados. No me gusta estar quieto.

Yamaha: ¿Te gustaría dar algún mensaje a otros músicos jóvenes o compañeros?

Dani: No me considero con autoridad para aconsejar a otros músicos jóvenes, me queda todavía mucho por recorrer y aprender. Si tuviera que decir algo sería que no pierdan de vista el amor por el arte. Las miles de horas de estudio sobre nuestro instrumento, los esparadrapos en los dedos, toda la presión y los quebraderos de cabeza cuando un pasaje nos gana la batalla por centésima vez tiene una recompensa muchísimo más grande que todo lo anterior. Los intérpretes somos titiriteros de los sentimientos de nuestro público. Este camino es duro y hay que andarlo, pero es la vida que elegimos. Es una vida muy bella.